La epic-fantasy-power-doom-black-death-gótica historia de cómo el metal se llenó de marcas.

No sé qué pasa que a veces me pierdo.

A mi me gustaba el rock, en especial el metal, me gustan las guitarras, los ritmos duros, las canciones con sentimiento que transmiten cosas: ideas, momentos, emociones… Vamos, que no escucho mucho la radio.

Nunca cultivé demasiado esa afición. Mis años del pavo los coparon Truffaut, Kurosawa, Dreyer y otras gafapasteces. Sí, niños, dentro de todo sórdido hay un gafapasta fallido, por eso no me cuesta nada reconocerlos, sobre todo cuando niegan serlo. Hoy quiero hablar de cómo los gafapastas invadieron el metal.

¿De qué estilo es cada uno? XD

No es nada raro que me ocurra esto.

– ¿Has oído esta canción?
– No, pero mola un huevo de ofidio, ¿qué es?
– Es Megadeth (tu novio no sabe que lo escuchamos), unos de los grandes del ¡¡thrash metal!!
– ¡¡Jesús!!, ¿quieres un kleenex?.

Estoy de acuerdo en que para estas cosas soy un zoquete, pero ¿realmente hace falta marear tanto la perdiz o son ganas de hacerse el listo?

Me ha sorprendido el peazo artículo que ha preparado Arturo Pérez-Reverte en XLSemanal. He de reconocer que siempre ha sido uno de mis redactores favoritos, he estado durante años buscando todos los domingos El Semanal (como se denominaba la antigua revista) sólo por leer su columna. Hace tiempo que perdí esa sana costumbre; por suerte, en estos tiempos en los que leo más en la pantalla que en papel, XLSemanal (nombre actual) viene a visitarme desde Internet. Y digo viene a visitarme porque hoy después de tanto tiempo alguien me ha hablado de Arturo, y de sus últimos escritos que yo creía extinguidos de un tiempo a esta parte.

El artículo no sólo me parece brillante por la peculiar forma de escribir de este hombre, también me lo parece porque consigue transmitir respeto por algo que le era desconocido, sin florituras y de frente. No pasa nada porque no le guste esa música, es lo que menos importa, desde luego. Allá cada uno con sus gustos musicales…

¡PRECAUCIÓN!, AVISO IMPORTANTE: Las autoridades sanitarias recomiendan tomarse este artículo con cierta dosis de humor.

No sé a vosotros, pero a mí siempre me ha surgido esta duda. Reconocedlo. Cuando os hablan de algo gótico, ¿qué os viene a la cabeza? Gente vestida de negro, cuero, ropas decimonónicas… y en casos extremos que se ven a veces por ahí, un maquillaje blanco más grueso que el flanco del Bismark, un contorno de ojos tan oscuro que parece que estás mirando un Panda y que si se da la vuelta muy rapido puede acabar con una cara pintada en la nuca. Y todo ello aderezado con cuervos, cementerios con niebla de CO2 o ruinas. Una estética oscura, deprimente, y devoción por Poe, Byron, Lovecraft, etc. (Eso sí: Larra, Espronceda o Becquer son los grandes desconocidos. En este jodido país, si no has nacido fuera de él, no te conoce ni Dios).