Hay en la galaxia musical un planeta más poblado de lo que muchos piensan, habitado por canciones que en su día fueron escritas en idiomas diferentes al español o castellano y que, tras su éxito en el idioma original en el que fueron concebidas -incluso a veces sin él-, alguien ha decidido adaptar a la lengua hispana. No me gusta llamarlo traducir cuando hablamos de una canción porque, en pos de la musicalidad, muchas de las frases deben cambiar tanto que a veces casi pierden el significado original. Y ahí es donde reside el éxito o la buena calidad de una correcta adaptación, que se aleja de la traducción literal y mantiene el espíritu de la canción, respetando al oírla su sonido original, que es tan importante o más que el significado de las palabras.
Sirva como ejemplo de lo comentado antes un caso real como el que perpetraron los de La Unión -que, por mucho que me gusten, aquí la liaron parda- con la canción «We Are the Champions» de Queen. Metieron las seis sílabas de «Somos Campeones» en el título, cuando podían haber puesto, por dar un par de ideas, «Somos los Ases» o «Los Campeones», manteniendo el significado y las cinco sílabas originales. Es que da verdadera grima oír repetidamente el estribillo de la canción con dos sílabas metidas en una sola con calzador y cargándose el idioma.
Aclarado el termino «adaptación» para conocer a los habitantes de este interesante planeta aterricemos en sus superficie para establecen contacto con sus habitantes. El planeta se divide en dos países: el de las adaptaciones hechas por su propio autor y/o intérprete, y el de las adaptaciones hechas por ajenos. Algunos pueden pensar, a priori, que puede ser más interesante el primero, pero de todo hay, y tanto obras maestras como truños infumables podemos encontrarnos en ambos.