Érase una vez que se era, y si no era me pagan por decir que era, en este perro Mundo, una niña que vivía con su padre. Era bajita, regordeta y con unas estrías como serpientes cabreadas, pero mas jevi que Satán. Como en el gallinero igual no se han enterado, repetiré que vivía feliz y apaciblemente con su padre, pipa profesional, en una cabaña de plexiglás, situada en el incomparable, y metálico, marco del recinto de una acería, por el reino de Sestao.
Mientras papá se embarcaba en interminables giras con todo tipo de bandas infernales, nuestra protagonista, Jevicienta campaba alegremente por la acería, haciendo gloriosas demostraciones de air guitar entre las coladas de metal fundido, para gran jolgorio y deleite de los operarios.
Lo primero desearos Feliz Año… Lo segundo desearnos a todos una renovación, un soplo de aire fresco, en lo que al panorama musical estatal se refiere… Me explico. Mientras me preparaba para disfrutar de los primeros momentos del año en ese oasis, ese pequeño y azul reducto armónico que resiste ahora y siempre a las hordas invasoras de la mediocridad melódica (el Azzurro, por si no lo habíais pillado), hacía yo zapping ante lo que parecía una confabulación de todas las cadenas televisivas por emitir lo mismo, esto es, su particular y hortera popurrí de cantantes nacionales, cumpliendo a rajatabla la tan conocida ley conmutativa de la multiplicación (por lo menos para aquellos que nos libramos de cursar el actual modelo educativo): el orden de los factores no altera el producto… A cualquier cosa le llaman producto…
Aunque parezca lo contrario, la hora larga que me tiré saltando entre canales fue de lo más didáctica…
Y a ella le rendimos culto aquí. Te sorprendemos con la que no conoces y te recordamos aquella que tanto te gustó. Tratamos diferentes estilos, pero sobre todo rock, metal, "frikadas" varias y los años 80.