Esta vez no pudo ser. El empacho de conciertos en esta su póstuma gira con la E-street Band y con una edad ciertamente respetable, terminaron por pasarle factura en su primer concierto de este glorioso fin de semana en Barcelona, con un llenazo hasta los topes en el Camp Nou.
¡¡¡Pero que estoy diciendo!!! Que no llegaba a las notas más altas… ¿Quién se dio cuenta? Que parecía que iba arrastrándose por el escenario… Él no dejó de hacerlo durante las casi tres horas de concierto. Que alargaba las canciones un poco más de lo normal, que se hacía acompañar por el amigo Steve o la destroza canciones de su esposa… Para no tenérselo en cuenta…
Si bien es cierto que este concierto no será recordado por su potencia y su ritmo frenético, lo será por un Bruce volcado con el público, con el ”Boss” en su faceta más encantadora y entrañable. Cual Sansón que de su larga melena obtenía su fuerza, Mr. Springsteen se crecía con cada ovación de un público realmente entregado, y fuera el problema que padeciese se fue diluyendo con el paso de los trallazos de puro Rock’N’Roll con que nos deleitaba los oídos.
Una vez más estaba dispuesto a dejarme llevar por uno de los directos más impactantes y llenos de fuerza de la escena musical mundial y esta vez lo hacía acompañado de tres encantadoras señoritas. Si bien casi me desesperan (llegamos con apenas 15 minutos del comienzo del concierto) hicieron de perfectas anfitrionas en una hermosa ciudad, y me regalaron con su compañía durante dos días de sol y largos paseos, que me crearon la falsa ilusión de estar de vacaciones. Una de ellas era mi hermana a la que al fin conseguí arrastrar a un evento de este señor, y para que conste en acta y luego no se pueda retractar, ha prometido estar en primera fila en la próxima gira (crucemos los dedos).
Y 25 minutos pasada la hora de comienzo se lanzó con todo lo que tenía (y podía) con el latigazo de “No Surrender”. Empezaba fuerte el cabrón. Y cual poseído por un espíritu frenético y desbocado (sin llegar a esas escenas bochornosas de las fans de los Beatles) me lancé a acompañarle a voz en grito. Tanto que los gallegos que tenía delante me miraron con cara de alucinados mientras mis acompañantes (mi hermana se lo esperaba) se preguntaban donde se había metido el tímido y calladito personajillo que les hacía de guardia de Corps.
Concatenó con ese corto pero implacable primer single de su último disco (“Magic”): “Radio Nowhere”. Si bien ya sabíamos que algo le pasaba, para eso estábamos nosotros, para ayudarle, para animarle y para hacerle ver con nuestra pasión que no nos importaba. Y ya cuando se lanzó con “Out In The Street” el clamor se tuvo que oír resonando en las paredes de esa otra catedral del espectáculo que es San Mamés.
Un momento de los más emotivos del concierto fue cuando al finalizar “The Promised Land” le regaló la armónica a un de los muchos fieles que le adoraban bajo el escenario. El tiarrón la recibió con los ojos anegados en lágrimas. Fue un gesto que no se hace por nada. Seguro que es una grata recompensa por horas perdidas (según el punto de vista) haciendo colas y peleando a codazos por un sitio frente al púlpito de ese gran predicador, rol que desempeñó a la perfección con “Mary’s Place”, esta vez sin acompañante escogido de entre sus fieles.
Se sucedieron temas totalmente inesperados como “Brilliant Disguise”, “Janey, Don’t You Lose Heart” (me encanta esta canción), “Candy’s Room” o “Because The Night”, todos ellos a petición de la miríada de seguidores que frente al escenario alzaban carteles con sus anhelos (frase dedicada a Oscar C.), que Bruce iba recogiendo como un Santa Claus moderno y roquero, y que fue mostrando a las cámaras según los cantaba. Y entre estas virguerías, soberbias piezas como “Hungry Heart”, “The River” (por fin la escucho en directo), “Atlantic City” o una entrañable versión del mítico Eddie Cochran: "Summertime Blues".
Con “Backstreets” se pudo apreciar una mejoría en su voz aunque un tema que a menudo me pone los pelos de punta, me dejó un poco frío, bajando un poco el pistón con temas de su último disco: “Livin In The Future” y “Last to die”; del anterior: “The Rising” y “Long Walk Home”; y una grata sorpresa: “Tunnel of Love”.
Pero nos sacó de nuestra ensoñación con un bombazo justo antes de los bises: “Badlands”. ¡¡¡BRUTAL!!! Como un resorte me levanté de mi asiento para descerrajar a bocajarro y con la poca voz que me quedaba, los salmos de esa obra maestra, las líneas de esa oda, los versos de ese poema que en forma de canción es, como muchos de sus temas, una agria critica social y un grito a la esperanza para los inconformistas. Fue tan intensa que incluso se llegó a agradecer el esperado descanso previo al ataque final y definitivo, la calma que precede a la tormenta.
The River :_____). Sólo por escuchar eso en directo habría pagado precio de reventa.
Viendo de nuevo la forma en que comenzó el concierto, casi se me saltan las lágrimas.
Tambien se echó en falta Thunder Road, pero aun así el setlist era acojonante.
El mejor concierto de mi vida…
Esperando con ansia a que vuelva a españa para volver a estar entre los fieles seguidores del BOSS
Yo estuve el domingo, dia 20. Aquí os dejo mi opinión sobre ese dia especial. Sólo añadir que el domingo me sorprendió porque cantó agudo, fuerte, y se hartó de correr. No sé si es que guardó fuerzas el sábado para el domingo. Me ha encantado tu post. Un abrazo. Willy.
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Ah, y a mí sí que me tocó «Thunder Road», aunque me quedé sin «The River» y sin «Jungle Land». Muy buena tu descripción sobre este último temazo. Me emocioné al contarle a mi mujer lo que cuenta en «Bobby Jean», cuando dice que si le escucha en la radio en alguna habitación de un motel, sólo quiere desearle buena suerte y adiós. Ooooooh… lagrimilla. QUé buen contador de historias es este hombre.
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Treinta y tres años, y setenta conciertos de Springsteen más tarde, Kirsch publica mejor reedita: la primera edición, limitadísima, se agotó hace meses, al poco de salir «For You» Ofrece testimonios de cientos de seguidores del de Nueva Jersey contados en primera persona. Sus vivencias alumbran toda una épica. Van de la anécdota descacharrante al bosquejo de una vida enroscada en torno a la música. Demiurgo, socio, compañero y maestro, Springsteen proyecta entre sus seguidores una imagen atípica